martes, 25 de abril de 2017

Cambio de blog

Ante todo, un saludo y mi agradecimiento a los que visitáis mi blog


En este blog, en el que he ido desgranando muchos de mis pensamientos y de la cultura de mi país, toca a su fin y comienzo una nueva singladura en http://ojosdejaponesa.es/
Os invito a todos a que lo visteis. 今まで、どうもありがとう。
         

                                                                                    Mari Hashimoto
  

sábado, 1 de abril de 2017

La bola de miso



La semana pasada hice una demostración de cocina japonesa en casa de un amigo, y a pesar de que los invitados no habían probado nunca los platos japoneses tradicionales, les gustó mucho, sobre todo, les gustó la sopa de miso, por lo que me sentí muy orgullosa ya que el miso que llevé es fabricado por mí.  
El sabor de miso casero es exquisito. A veces pienso que soy una experta  o un genio de la fabricación del miso, aunque sé que todas las personas que lo fabrican piensan lo mismo.  
El miso es una pasta vegetal muy popular en Japón que se obtiene de la fermentación de la soja. En la época de Edo, el miso era un ingrediente tan importante en Japón que se decía: “Es mejor gastar el dinero en la tienda de Miso que en el médico”, ya que el miso ayuda a la digestión por su contenido de enzimas naturales, lacto bacilos, hongos y levaduras; además alcaliniza la sangre, favorece la circulación y elimina el cansancio, a la vez que ayuda a eliminar con mayor efectividad los residuos tóxicos de la polución ambiental.
El proceso de fabricación del miso tarda más de cuatro meses, pero una vez  hecho, se convierte en un plato instantánea. Antiguamente en Japón los guerrero llevaban una bola de miso para hacer sopa instantánea.
Los ingredientes se pueden usar al gusto de cada uno, pero mi favorito es:
Un poco de zanahoria cortada, cebolleta cortada, seta shiitake cortada, alga wakame y una cucharada grande del miso.
Hacer una bola con todos los ingredientes y guardar en el  frigorífico. No necesita cocción ya que con el tiempo, las verduras se ponen tiernas por la sal de miso, Cuando se quiera tomar la sopa, se echa esta mezcla en 150 c.c. de agua caliente, se remueve y ya se puede tomar.
Os recomiendo tenerlo en vuestra casa, así cuando volváis a casa del trabajo, ya tenéis la sopa hecha.

sábado, 18 de marzo de 2017

Ohigan

La semana pasada mi madre me llamó desde Japón para decirme que ya le llegó la carta de invitación para asistir a la ceremonia de Ohigan en el templo budista de Butsunichiji. Estaba muy contenta. Estas fechas son muy especiales porque es el tránsito del invierno a la primavera Ohigan se refiere al periodo de los  tres días antes y tres días después del equinoccio de la primavera. Dicen que en este día el mundo de la iluminación que habita en el más allá, se acerca al máximo a nuestro mundo y se crean puentes invisibles entre los dos, así que en estas fechas es posible visitar a ese otro mundo de la iluminación .Tal vez por eso, en estos días los templos budistas celebran un ritual para los difuntos.
Cuando yo vivía en Japón solía asistir con mis padres y mis hermanos a esta ceremonia en el templo de Butsunichiji. Mi familia siempre fue devota de este templo porque mis difuntos abuelos descansan en su cementerio. Recuerdo que esperábamos en silencio sentados en la sala del altar hasta que, a la señal de un sonido de gong, los seis monjes vestidos con unos atuendos especiales que vestían para la ocasión, comenzaban a recitar un sutra budista. No entendíamos la mayor parte de las oraciones, pero su melodía monótona, las voces graves de los monjes, acompañada de vez en cuando del sonido de las campanillas y el tambor, y el olor del incienso, parecían hipnotizarnos. Algunos cerraban los ojos y otros miraban hacia delante juntando las manos en el pecho. El ritual duraba unos 50 minutos y era como un viaje a otro mundo.

Después de la ceremonia, nos despedíamos de los monjes con repetidas reverencias. Una vez subimos en coche, mi madre empezaba chismear de las conversaciones oídas de los asistentes, que eran casi todos conocidos. Antes de llegar casa, nos acercamos a la tienda de dulce, compramos una docena de Ohagi, así aterrizamos en nuestro mundo.


Este es Ohagi, el típico dulce de Higan, son dulces hechos con una bola de arroz glutinoso, generalmente, recubiertas de pasta de judía roja, aunque también son muy populares las versiones cubiertas de harina de soja tostada o de sésamo, todos son bonísimos. Por suerte o desgracia, mi familia Hashimoto somos bastante mundanos.