El pasado lunes fue la noche de la
Superluna, al salir de la escuela vi la luna llena en el cielo entre los
edificios. A pesar de la contaminación lumínica
de la ciudad, brillaba con intensidad. Un compañero de trabajo me
comentó que no pudo dormir porque le dolía la cabeza, y otro dijo que se
despertó a medianoche con
inquietud.
Así que a todos los que les cuesta
dormir, les voy a contar un cuento que, tal vez, ocurrió una noche de la luna
llena como esta.
Erase
una vez, un leñador que vivía en un monte
profundo. Una noche, cuando el leñador
se iba a dormir, se oyó golpear la
puerta.
Era un señor
samurái y le dijo que se había perdido en el monte y le pidió que si podía
dejarle dormir una noche en la casa.
Aparentemente era un samurai, pero el leñador se
dio cuenta en seguida de que era un zorro transformado, ya que de su kimono
salía una cola larga, tenía
orejas triangulares y levantadas. Debía de
ser un zorro joven, ya que aún no sabe manejar bien su poder mágico.
Estuvo a punto de reírse, pero se aguantó y le ofreció un recipiente lleno de
agua, diciendo que se podría quedar en
su casa tranquilamente, pero que antes, por favor, se limpiase la cara.
Agradecido, el zorro-samurai se agacho encima del recipiente, entonces encontró
una cara medio de zorro y medio de humano en el reflejo de la superficie del
agua, por lo que se sorprendió y se escapó por donde había entrado, dejando la
claridad de la luna atrás.
Al día
siguiente el leñador se fue al bosque a cortar árboles. Después de una larga jornada,
por el camino de vuelta a casa, oyó a alguien decir “oye.. oye…” con la voz
baja. El leñador agudizó
el oído.
-Jeje, me despisté ayer, pero aún así me divertí -dijo esta voz
-Oh, así que eres el zorro de ayer!!
Vaya samurái que estás hecho!!
No pudieron contener la risa, y
estallaron en carcajadas juntos.
-Este es un cuento de una época en la que gente
era tan sencilla que hablaban y se reían con los animales.
La receta que quiero presentaros hoy es
una sardina transformada en una anguila. En Japón la anguila es muy apreciada,
y por tanto, es muy cara. Pero con la sardina se puede obtener un sabor
parecido al de la anguila, usando la salsa de soja y el mirin que se suelen usar
cuando cocinamos la anguila.
Ingredientes: 8 sardinas, harina, aceite de oliva
Para el aliño: 4 cucharas soperas de
sake (o vino blanco), 2 cucharas soperas de azúcar, 1 cuchara sopera de
mirin, 4 cucharas soperas de salsa de soja.
Abrir y limpiar las sardinas.
Rebozarlas
en harina.
Mezclar todos los ingredientes para el aliño.
En un sartén caliente poner un poco de
aceite y colocar las sardinas con la piel hacia abajo. Asarlos a fuego medio
hasta que los bordes del pescado se pongan blancos. Dar la vuelta.
Verter el aliño.
Cocer unos minutos hasta que la salsa tenga consistencia.
Servir.
Si quieres decir a tu comensal que es un plato
de anguila, ten cuidado con la cola de sardina.
Pues si que pasa por anguila!! que buena pinta!!
ResponderEliminarGracias, Besos
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